El liderazgo estadounidense en IA se tambalea. Los datos del AI Index 2025 de Stanford revelan que China ha recortado la ventaja técnica de Estados Unidos hasta niveles que parecían difíciles de alcanzar. Sobre todo, porque le ha llevado poco más de un año cerrar la mayor parte de la brecha.
Por qué es importante. Estados Unidos mantiene el volumen –40 modelos notables frente a 15 chinos al cierre del año en el listado de Epoch–, pero China ha demostrado que la calidad ya no es monopolio estadounidense, y esa casi-convergencia reescribe las reglas de la geopolítica en la tecnología más prometedora y estratégica del siglo XXI.
Las cifras. En enero de 2024, el mejor modelo estadounidense superaba al chino en un 9,26% en benchmarks de chatbots. Poco más de un año después, esa ventaja se ha desplomado al 1,7%. La convergencia se repite en razonamiento, matemáticas y programación.
El caso DeepSeek es un ejemplo perfecto. Mientras Google gastó 192 millones de dólares en el entrenamiento específico de Gemini 1.0 Ultra, la startup china dijo haber logrado resultados competitivos con apenas 6 millones. Aquello provocó un terremoto mediático y bursátil a principios de año.
El contraste. Son dos aproximaciones diferentes:
- Estados Unidos domina por cantidad y recursos: lidera la inversión privada (150.000 millones de dólares en 2024) y concentra las empresas más valoradas del sector.
- China está respondiendo con eficiencia: menos modelos, costes mucho menores, resultados equivalentes.
La narrativa del "atraso tecnológico chino" se desmorona. Yolanda Gil, codirectora del AI Index, ha explicado así su sorpresa:
"Esperaba que apareciera una versión más eficiente de los LLMs en algún momento. Simplemente no sabíamos quién la construiría ni cómo".
Sí, pero. La hegemonía estadounidense persiste en otros frentes. Las empresas americanas siguen creando los modelos más influyentes y acaparando la inversión global. Y Europa queda relegada: solo tres modelos notables en 2024. Todos franceses. La sombra de Mistral.
El trasfondo. Esta carrera refleja una batalla más amplia por el futuro de la economía digital. China demuestra que la eficiencia puede compensar el gasto ingente, desafiando el modelo de "fuerza bruta" que ha caracterizado el desarrollo estadounidense de la IA.
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